Nada pudo parar la broma del personaje gracioso de la ciudad que como un escenario con marionetas vivió un rato del teatro real oculto bajo los ojos de nuestros cansados rostros algunos sonrientes, otros conformes pero cual es mejor, la sonrisa tapada con maquillaje y cosas innecesarias no hace que un mimo se motive a piruetear, cada vez menos aplausos de su obra muda ciudad de rostros encadenados por su propia mano, imitar y pensar en sus roles trabajando por algunas monedas sonrisas se ven tras el maquillaje negro y blanco del mimo.
Escrto por Arles Fernando Zambrano Perez
Escrto por Arles Fernando Zambrano Perez
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