No le pidas al silencio, que
guarde el secreto de los sentimientos de aquella fiera de melena blanca,
grandes cuernos y líneas oscuras en su cuerpo esperando en la entrada de aquel
castillo con la mirada tan profunda y penetrante que extrémese de miedo por su
explosivo temperamento, mas aquellos ojos son calmados por las doncellas y su
dulzura que suavizan aquel extraño corazón envenenado por la maldad de nuestra
especie donde su color se torno de claro a oscuro tanto como las plumas de un
cuervo que no se pueden ver bajo la noche, solo se ven a lo lejos aquellos
brillantes ojos del guardián de las doncellas del jardín secreto donde juegan,
acarician y hacen sonreír a la bestia, calman su intensidad y violencia en los
espacios de locura que dominan su comportamiento por sus antiguas heridas de
sus diferentes batallas.
Las doncellas lo desean, lo
quieren, lo aman le regalan sus sentimientos al viento para así poder calmar su
explosivo temperamento como regalo
obtienen un ser único y de edición limitada en las especies dominado por las
sensaciones, emociones, y sentimientos de las flores con forma y aroma de las más
hermosas hijas de los dioses.
Escrito por: Arles Fdo Zambrano Pérez
No hay comentarios:
Publicar un comentario